Cuando Mario Prieto pitó el final del partido en Escalada, se vio a un puñado de jugadores -titulares y suplentes- de Talleres festejando en el área que da a la calle Timote.
La algarabía de la gente acompañaba el emotivo momento. Y no era para menos, el Rojo lo había dado vuelta y celebraba un merecido triunfo en casa. Ante un rival contra el que no salía victorioso desde hacía nueve años. El golazo de Montenegro -se hamacó en el área, creó el espacio y la puso en el ángulo- hacía parecer que otra vez, los dirigidos por Meske, se irían con las manos vacías. Pero a los 34 y 38 minutos del ST aparecieron Alonso y Lovera para decretar el 2-1 final. Por su parte, Armenio se acordó de atacar después del segundo gol y fue en busca de una igualdad que nunca llegó
No hay comentarios:
Publicar un comentario