domingo, 28 de septiembre de 2008

Nota en Diario La Capital (Rosario): Central Córdoba perdió 1 a 0 ante Deportivo Armenio

Jorge Coria remata al arco.

Trabajo para la semana: tomar el video del partido de ayer —prestando especial atención a los segundos 45 minutos— ante Deportivo Armenio, juntarse en ronda, tomar coraje, apretar play y analizar minuciosamente qué es lo que no se debe hacer en un partido de fútbol. A partir de allí Central Córdoba podrá comenzar a crecer como equipo y a enderezar el rumbo de un barco que viene meneándose con importantes grietas, cada vez más pronunciadas y difíciles de reparar. Lo dijeron algunos jugadores en el pospartido y no se equivocaron. Lo del charrúa ayer dolió a la vista. Cómo habrá sido que el pobre Armenio con el 1 a 0 le terminó haciendo precio.
Vale la mención, por más escueta que sea: Córdoba jugó un primer tiempo aceptable. Es que sin
juego asociado se las arregló para generar algo de peligro, aún sufriendo en su propio arco. Pero al menos fue algo. Lo que vino después... Fue, lisa y llanamente, una agresión al fútbol. Al estético, al efectivo, al que gusta pero no sirve o al que no llena pero otorga dividendos. Por eso asoma como condición sine qua non, ya con las pulsaciones bajas, tendrán que sentarse a charlar largo y tendido sobre lo hecho en esos patéticos 45 minutos del final. Después, si en la mesa de análisis se quiere incluir (no está mal que eso ocurra) el quiebre en el partido que significó la inocente expulsión de Fabricio Lenci (53’), cuando aún estaban 0 a 0, la flojísima tarea del árbitro Gastón Meineri (fue un horror para los dos lados), bienvenido sea. Pero lo que no debe faltar es autocrítica, franqueza y ganas de solucionar el mal momento por que atraviesa el charrúa. Es una incógnita si aquel triunfo de hace una semana ante Comunicaciones que revitalizó al técnico Carrario relajó demasiado los ánimos. De lo que no quedan dudas es que de nada sirvió. Porque lo que parecía un envión importante, y lo que es mejor, un rival (Armenio) lo relativamente accesible para acentuar la levantada, terminó en uno de los dolores de cabeza más grandes en lo que va del torneo. ¿Cómo explicar lo que pasó en ese bendito segundo tiempo? Simple: tras la expulsión y el gol de Gómez (61’), se perdió el poco juego que había, el convencimiento de que se podía, la táctica, la estrategia y, lo que es peor, se perdieron hasta las ganas de remar contra la corriente. Al menos esa es la sensación que los hinchas se llevaron a sus casas. Hoy Carrario (todas las críticas lo incluyen) sigue siendo el técnico y con él deberán parar la bocha y masticar finamente este duro presente. Es tiempo de una verdadera pausa para un diálogo que aporte algo positivo.

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Estadio Armenia, Ing. Maschwitz

Estadio Armenia, Ing. Maschwitz
Acceso al estadio.