Fotos: Cristián OroñoDentro de un partido que lo tuvo siempre expectante y con la sensación de que con algo de tranquilidad se lo podía quedar, Central Córdoba se hizo cargo del asunto y respetando un orden táctico, más la tolerancia para aquietar toda posibilidad de respuesta de su rival, lógicamente todo ello tuvo su premio. Que no ha sido otro que un triunfazo, sí, no por lo categórico, ni por una abrumadora superioridad, sino porque en estos encuentros donde la soga está en el cuello, es donde afloran los hombres- futbolistas, los que dan la cara y no se amilanan ante la adversidad. Porque este fin de semana había que ganar, por las derrotas de los competidores directos en la lucha por el promedio, pero mas aún por el propio presente del Charrúa, que pedía a gritos dar el golpe en el momento preciso. Y así fue. El equipo lo hizo posible y se le ganó 1 a 0 a una pálida versión del Deportivo Armenio que llegó solo con la premisa de al menos intentar no perder, para borrar esa imagen decadente que está teniendo en el presente campeonato. Claro, ellos hoy por hoy sin dramas de promoción o descenso.Se valora muchísimo el resultado, claro, pero más aun el rendimiento parejo y consistente del elenco de Carlovich .Y dentro del trámite de juego se advirtieron aspectos por demás de valederos como para justificar la victoria, como ser esa constante y vital obsesión por tener el balón en su poder ( aunque a veces aparezca el murmullo de los plateístas ), es que amigos, al equipo hay que dejarlo hacer, y también crecer, y la única manera posible es acompañándolo, y no resistiéndolo. Si se tiene la pelota, se bloquea toda chance de que el rival pueda lastimar, entonces ete aquí un primer paso positivo. Y luego hubo algunos buenos encuentros entre Chueco García ( que aunque intermitente y muy acosado por los mediocampistas visitantes Diego Brutto y Mannara obligándolo casi siempre a recibir de espaldas al arco o a retroceder 20 metros ) y Petrovelli, pasando por uno de los destacados de la tarde como Delmastro, que las hizo todas, quitó, corrió y luchó, pero también acompañó y sorprendió con un remate desde 30 metros que casi transforma en el gol de los de Tablada, merecía serlo.No hubo demasiadas aristas motivadoras de emociones en ese primer tiempo, mas que lo mencionado.Y en el segundo tiempo el equipo continuó siendo paciente y manejando los tiempos del partido, siempre con sobrias participaciones de Lacerre, seguro y bien ubicado, participativo y otorgándole confianza a sus compañeros, pasando otra vez por la defensa que se afianza y no duda, en especial Jorge Del Bono, rendidor y mas sereno. Y siguiendo por el resto, mejoró Litmanovich, aunque siempre parece embarullado, cuando se enciende desequilibra por velocidad y tranco largo, pero cuando lagunéa se pierde y no juega. En la jugada del gol fue clave la manera de aguantar el balón y de meter la pausa, casi medio gol, aunque se la dio a Cruz que venía por derecha ( cuando se lo propuso le ganó casi siempre a David Olmedo ), y le metíó un pase perfecto a Germán Real, cuando no, si, aunque en la primera etapa tocó 3 pelotas y se lo notó fastidioso permanentemente, en ese minuto 13 del complemento abrió bien los ojos y otra vez de cabeza hizo delirar a los hinchas Azules.Mientras corría el reloj, los de Smaldone morían de impotencia y de ineficacia a la hora de responder o acusar el golpe. Solo con un par de centros y un tiro libre en su favor, solo eso, muy poco como para inquietar a un sólido Central Córdoba, que se va recuperando, en una fecha clave para seguir soñando, pero creyendo que en el plantel aparecen respuestas, y también sigue respondiendo el Técnico y su ayudante Forla, priorizando la tenencia de balón, y el aprovechamiento de los errores del rival. Es cierto que en el fútbol todo está inventado, pero hay responsables dentro y fuera de la cancha cuando se gana o se pierde, el tema es que nos interesa la manera con la que se consiguió este segundo triunfo en serie, por eso desde aquel retorno de Mataderos que nos ilusionó a este sábado por la tarde en Rosario hay una continuidad y una unión casi olvidada en un grupo que volvió a creer y que se ayuda a si mismo, al mismo tiempo puede ir recuperando soldaditos. Volvió Bezómbe y se notó, aunque solo fue un rato, bastaron 3 o 4 toques para hacerse presente, y se espera por el resto, para que ayuden y para compenetrarse con este grupo que sufre mucho y que sabe que está en el camino correcto, aunque no hay tiempo para el descorche o el festejo, ya hay que pensar en el martes, porque se enfrenta a otro rival directo, que llega luego de una derrota, Flándria en Jáuregui, seguramente dolido, pero esa será otra historia, la que vivimos en el Gabino tuvo el final esperado, porque se ganó merecidamente en un momento tan necesario.
Por: (GABRIEL ORELLANO)
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